
Ventana
A través del tiempo vamos buscando, recolectando ideas, técnicas, herramientas, que fortalezcan muestras bases de conocimiento. Siempre buscando en el exterior, observando, escuchando seleccionando y conservando todo lo que nos interesa e inquieta. ¿Pero qué sucede cuando uno intenta crear algo nuevo y original?, ¿De dónde surge? , ¿Cómo sacamos lo que sentimos o deseamos transmitir en una producción?
¿Qué nos retiene?, Si ya tenemos la posibilidad de emplear una variedad de herramientas, de conocimientos, o de técnicas que podemos implementar. ¿Qué falta?
Es un cuestionamiento constante que surge cada vez que miro el soporte en blanco, y sigo buscando… Pero esta vez en un terreno mucho menos formal, un lugar diferente a la realidad, que se mantiene oculta, casi en penumbras, es tenebroso e incluso me da miedo entrar en él algunas veces. Este sitio es personal solo uno mismo puede entrar y salir de allí, nadie más, ya que cambia constantemente, por lo que cuesta ser leído e interpretado.
Pero es allí donde se encuentra la esencia de uno mismo, que no debe ser perdida de vista, ni mucho menos olvidada. Es cuando uno debe entrar a su hogar, descansar en él, nutrirse de ideas, sentimientos y creatividad. Sin embargo no es fácil. A veces las cosas no están en su lugar.
Se dice que la ventana permite que penetre la luz de la verdad que llega al alma, está en lo cierto, pero le agregaría que es la apertura de la mente que se abre o se cierra dependiendo de cada ser, del estado emocional y de la búsqueda de la esencia. Es un camino largo para reencontrarse pero que hace a las producciones mucho más ricas y genuinas, quizás es la parte más compleja de la producción en sí, pero es importante avanzar, entrar y salir de la habitación cuantas veces sean necesarias, ordenar, buscar, seleccionar hasta encontrase con el “yo interior” y tener una larga charla entre la penumbra.
Macarena bodemán.
2016
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